Una empresa chilena viene desde hace dos décadas ofreciendo soluciones para tratar aguas servidas a base de un sistema que basa su efectividad en las lombrices rojas californianas.
Lombrices contra la sequía
Muchos consideran que en Chile el agua es un bien de lujo. Los últimos estudios señalan que el país está atravesando por una megasequía que afecta a los sectores urbanos y sobre todo agrícolas. Sumado a la privatización de las fuentes hídricas, el bolsillo de los chilenos cada vez se ve más afectado. Por ello se incrementa la necesidad mejorar la eficiencia hídrica del país sudamericano. Unos empresarios ven en las lombrices una solución que debería tomarse en cuenta para tratar aguas residuales del sector urbano e industrial, ¿cómo se puede lograr?

Hace más de 20 años el Dr. José Tohá Castellá ideó en la Universidad de Chile el Sistema Tohá, una tecnología de tratamiento de aguas servidas con lombrices. Este sistema ecoeficiente se realiza a través de Lombrifiltros o también llamado Biofiltro Dinámico Aeróbico.
De esta forma la función biológica de las lombrices es tratar los restos orgánicos de aguas servidas del sector urbano o industrial. El agua resultante podría ser reutilizada para la agricultura, ser arrojadas a vertientes sin tener el impacto ambiental de aguas no tratadas. O también servir para consumo humano si cuentan con la potabilización adecuada.
“Hay muchos clientes que tienen sistemas antiguos de pozas sépticas y quieren reutilizar el agua. Hay otros clientes que tienen sistemas tradicionales en desuso y quieren hacer mejoras” señala Raúl Fernández, Gerente de Proyectos en Sistema Tohá, acerca de sus principales oportunidades de expansión.
¿Cómo operan las lombrices?
Son tres etapas por las que las aguas negras tienen que pasar en este sistema. En el caso urbano, la primera etapa es la separación de sólidos, la segunda etapa es donde las lombrices “hacen su trabajo”, y la tercera etapa, es la que incluye la desinfección del agua tratada para garantizar su inocuidad.
Es necesario hacer hincapié en el valor diferencial de este sistema: las lombrices. En la segunda etapa las lombrices realizan la depuración de la carga orgánica. El agua ingresa por la estructura, que cuenta con una capa de aserrín (que mitiga el olor y sirve como sustrato). Además, este sector cuenta con ductos y cámaras de ventilación para mejorar la descomposición.
Las lombrices se alimentan de las fecas que quedan atrapadas, y después de un tiempo todo este sustrato se convierte en humus, un subproducto de este sistema. La e. coli y demás bacterias son eliminadas en conjunto por las lombrices y luego por exposición a la luz ultravioleta o cloración, que conforma la tercera etapa.

Lombrices al servicio del pueblo
Uno de los puntos en los que esta empresa hace más énfasis es en la circularidad del agua, un bien que cada día es de más difícil acceso. Por ello, alternativas como esta tienen cada vez más acogida. Hasta hoy, son más de 450 proyectos en Chile, India, Singapur y otros países de Latinoamérica que utilizan la tecnología patentada del Sistema Tohá para el tratamiento de aguas residuales.
Este sistema es útil para todas las aguas de origen orgánico, como urbanos, vinícolas, cerveceros, entre otros. La diferencia está en que la primera etapa del proceso se requiere una tecnología distinta según sea el origen de la fuente hídrica. Por ello se necesitan elementos especializados para separar grasas, filtrar sólidos suspendidos o azúcares, por ejemplo. Esto sucede igual en las plantas de tratamiento de aguas tradicionales. “La principal ventaja es que no genera lodos. Funciona como filtro percolador con distintas capas” comenta Fernández.
En vez de generar un residuo (lodo) que debe ser secado, estabilizado, y transportado hacia vertederos, este sistema genera solo humus como residual. Y es una gran diferencia, porque los lodos por lo general necesitan ser procesados en plantas especializadas o reaprovechados de otra forma, con la huella ambiental que estas acciones generan.

“Con esto van menores costos de inversión y de operación energética más bajos, porque las lombrices se encargan de gran parte del proceso” puntualiza el empresario chileno. Además, señala que los costos de operación en muchos casos disminuyen un 60% a comparación de la tecnología tradicional.
La inversión para implementación de una planta es escalable, mientras más grande es, el costo por persona disminuye. Por ejemplo, Fernández señala que para una casa de 4 personas el costo es de implementación del Sistema Tohá es de 5000 USD (1250 por persona). Sin embargo, para una comunidad de 10 mil personas, el costo es de 250 000 USD, que equivale a 25 USD por cada habitante.
Como contraparte, este sistema requiere más espacio que una planta tradicional. Por ello, algunas industrias o municipalidades con un terreno limitado para el tratamiento de aguas residuales, podrían tener problemas para implementar la solución de Sistema Tohá.
Pero una de las mayores ventajas y razones de ahorro, es que este sistema no requiere de personal especializado para su mantenimiento continuo. Los operarios no necesitan preparación específica, y por ende los gastos se reducen. Esta persona encargada será quien regularmente tiene que comprobar que el sistema no esté saturado y solucionarlo fácilmente, retirando el material innecesario.
Además, solo se requiere un mantenimiento anual, que es cuando se cosecha el humus de la “piscina” donde están las lombrices, y se cambia por viruta nueva. Fernández comenta que, en algunas de las comunidades, el encargado de hacerlo es un vecino, quien no requiere de estudios universitarios especializados.
El futuro del agua
Además de tener la posibilidad de ser recuperada para el riego agrícola, el agua resultante de plantas con el Sistema Tohá también puede ser bebida si se cuenta con un proceso de potabilización posterior.
“Te aseguro que el agua que viene del Sistema Tohá viene más limpia que la del río. Solo falta que como sociedad se pueda superar el problema cultural de tomar esta agua tratada, conociendo su origen” indica el empresario chileno.
También apunta que existen estudios científicos que avalan la inocuidad del agua que pasa primero por el Sistema Tohá y luego por un proceso de potabilización. Y es que alcanza los parámetros requeridos legalmente por el gobierno chileno para ser apta para el consumo humano.
Desde esta empresa ven en las comunidades cuyo sistema de tratamiento de agua es deficiente o nulo, su mejor alternativa de expansión. El Gerente de Proyectos de Sistema Tohá comenta que cada vez hay más proyectos que para su construcción valoran un sistema de Lombrifiltros para el tratamiento de aguas residuales.
Fernández comenta que trabajan constantemente con algunas municipalidades chilenas para ofrecerles esta tecnología. De esta forma podrán acercar soluciones ecoeficientes a una sociedad que requiere con urgencia maximizar la eficiencia del agua disponible. “Cada vez el agua es más escasa. La tecnología del Sistema Tohá te permite reaprovechar casi todo; el humus del Lombrifiltro y el agua resultante. Es muy eficiente” finaliza.
Conoce más
Raúl Fernández, Gerente de Proyectos – Sistema Tohá