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Retrofitting: Reacondicionar para ahorrar en la empresa y el hogar.

Autor: Jhorman Zavala

Reacondicionar las edificaciones es una gran oportunidad no solo para ahorrar los gastos en servicios, sino para aquellas empresas que puedan proveer los productos necesarios para gestionar cada sistema de ahorro.

El auge de los edificios verdes

Ser eficiente está de moda. Cada vez nacen más proyectos que buscan tener un sistema sostenible de gestión energética e hídrica. Así garantizan un ahorro en el pago de servicios, a la vez que se reduzca el impacto en el medio ambiente. Es más, algunos edificios pueden certificarse como EDGE o LEED, reconociendo que llegaron a estándares óptimos de eficiencia e impacto medioambiental.

En América Latina las construcciones tradicionales consumen un 21% del total de aguas tratadas disponible, producen un 65% de residuos, gastan un 45 % de la electricidad generada, y son causantes del 25% de las emisiones de CO2, según señala un estudio de Daniele Cesano y Jarrod Russell.  Este documento también apunta que los edificios verdes ahorran hasta un 50% de consumo de energía, un 40% de agua y reducen sus emisiones de CO2 un 39% en comparación a un edificio tradicional. ¿Cómo alcanzar estas cifras?

David Domínguez Muñoz, CEO de la consultora 3Lotus Consulting, comenta que lo ideal para ser un edificio verde es planearlo desde su construcción. Sin embargo, las edificaciones ya construidas pueden también aspirar a ser eficientes, ya no en tanta medida con los materiales de construcción, pero sí para el resto de sistemas. Para este sector existe el proceso llamado retrofitting.

El retrofit, retrofitting o reacondicionamiento es, según las palabras de Domínguez, aplicar cambios a una edificación para que exista una mejora en los sistemas de gestión y por ende su desempeño sea más eficiente. Esto repercute en un ahorro de energía, de agua, y como consecuencia la mitigación de gases de efecto invernadero.

Reviviendo lo antiguo

Si hay un lugar donde las edificaciones antiguas tengan una gran presencia, es sin duda Europa. Por ello, la Unión Europea está a la vanguardia en aplicar retrofit. Existe por ejemplo el Energy Performance Contracting (EPC) un mecanismo que permite contratar a una Energy Service Company (ESCO) quien se encarga de gestionar y garantizar los proyectos de eficiencia en la edificación. El contrato es financiado con lo que se consigue ahorrar con el reacondicionamiento. Este modelo de negocio es popular en construcciones públicas con muchos años de antigüedad, sin olvidarse del sector industrial o los edificios de viviendas.

En Latinoamérica, el retrofit es una tendencia que ha venido acompañándonos por muchos años, con varios casos emblemáticos. En Sao Paulo la vieja estación de trenes Julio Prestes fue revitalizada convirtiéndolo en un salón musical, sede de la Orquesta Sinfónica de San Pablo y de numerosos eventos musicales de alta popularidad. En Lima el Palacio Municipal ha recibido un retrofit de eficiencia energética que mide su consumo eléctrico en tiempo real . En México el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, edificado en 1527, recibió el nivel Oro LEED por las medidas implementadas en iluminación, ventilación, gestión del agua, manejo de residuos e incentivos al transporte sostenible.

Sin embargo, el retrofit no solo se aplica a las grandes y antiguas edificaciones públicas, sino también al sector vivienda y empresarial. Este ahorro se percibe directamente en el bolsillo del ciudadano o en la efectividad de la empresa y representa también una gran oportunidad de negocio para las empresas que provean los productos y materiales necesarios para aplicar un retrofitting.

Retrofit del hogar (o de la empresa)

El retrofit de una casa o en una empresa puede empezar con lo simple. Por ejemplo, poner aireadores a la grifería, de forma que el caudal disminuya para reducir el consumo de agua, o encontrar un electrodoméstico con un grado A de eficiencia.  También se pueden cambiar los vidrios para mejorar el ingreso de luz, o el aislamiento térmico, de forma que se disminuya la necesidad de luz artificial y sistemas de calefacción.

Otra idea es gestionar in situm un sistema de paneles solares que garantice que la electricidad provenga de fuentes verdes, si es que se cuenta con el espacio necesario. Las ideas son infinitas, la verdificación del edificio o de la casa no solo ayuda al medio ambiente, sino también a la economía propia, el secreto está en saber qué es lo que se necesita para mejorar.

“Primero se debe entender cómo consumes, ¿para qué cambiar algo que funciona bien? Si el tema es el gas, por ejemplo, podrías cambiar a una cocina de inducción”, señala Domínguez. Todo depende del país o la región donde se viva y el acceso que se tenga a las fuentes energéticas renovables, pues es importante reconocer la huella de carbono que se produce para su generación y así optar por un sistema más ecoeficiente.

El CEO de 3Lotus es enfático en señalar la necesidad de la “consciencia plena” para entender que todo está relacionado. Se da en cosas tan sencillas como reducir el caudal de la ducha, que además de generar un ahorro hídrico, se reduce el gasto en gas o electricidad necesarios para calentar el agua. Lo mismo funciona con las empresas, escogiendo un aire acondicionado más eficiente y unas oficinas mejor distribuidas.

“La idea no es solo reducir cuotas mes a mes, sino que aumente la calidad de vida de las personas. Si tienen mejor aire, mejores vistas, acceso a luz natural, o mejoran la temperatura al interior del edificio, es más probable que la gente sea más productiva, y eso se puede monetizar, porque la gente más productiva genera más dinero para la empresa” señala David Domínguez.

El gran reto es cortar el “círculo de la culpa”, donde los fabricantes no ofrecen productos que mejoren la eficiencia porque no tienen clientes que los pidan. Y los clientes no los piden porque no tienen la sensibilización al respecto y no saben que la marca ofrece este tipo de productos.

El CEO de 3Lotus propone como solución que los consumidores se informen sobre productos eco amigables y exijan a los fabricantes a que los incluyan en su catálogo. Sin embargo, el reto más grande lo tiene el fabricante, quien debe analizar los productos en los que se pueda ofrecer la eficiencia energética y empezar a difundirlos.

“Hay que entrenar al equipo de ventas y al equipo de marketing. Deben presumir que son una empresa verde, que sus productos son verdes, y que van a generarle un ahorro al cliente, sin costarle más y con la misma calidad” finaliza Domínguez.

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