La responsabilidad extendida del productor (REP o EPR por Extended Producer Responsibility) podría darle una nueva vida a los envases que acaban en los basurales.
¿Qué hacemos con nuestra basura?
Cada día en Perú se generan 21 mil toneladas de basura. Según la data del Ministerio del Ambiente de Perú, el 20% de este total es materia inorgánica. Es decir, envases, botellas y otros residuos que con un correcto manejo podrían ingresar nuevamente a la cadena productiva. Sin embargo, solo el 2% logra ser reaprovechado. ¿Qué está pasando?

A pesar que existen políticas que incentivan el reciclaje de botellas PET, los grandes olvidados son el resto de envases, que no entran en la cadena de valor de muchas empresas. Productos que en su composición no solo podrían llevar varias capas de distintos plásticos, sino también aleaciones de aluminio, lo que les da un bajo potencial de reciclabilidad. Y es que, la forma más común -y costosa- de hacerlo, es someterlos a un proceso especializado de pirólisis. Es decir, quemarlos para separar los materiales. “Se necesitan plantas especializadas que procesen también metales. Estos residuos necesitan un tratamiento adecuado, porque es muy probable que su destino final sea un relleno sanitario” señala la ingeniera Anggela Villar, de la empresa de gestión de residuos Soluciones Ambientales Perú.
La forma más común de estos envases son los doypacks, una aleación de polietileno y aluminio. Es utilizado para snacks, salsas, condimentos, cremas, champús, y miles de productos que lo ven una opción eficiente. La razón es que entre sus propiedades está la capacidad de compactar mejor el contenido -y así poner más en menos espacio- y la impermeabilidad para olores o humedad.
Muchos son tratados como residuos no reaprovechables. Por lo que contribuyen cada día a la generación de basura que acaba sepultada, o contaminando los ecosistemas. Y es que como los doypacks, también se desechan muchos envases que cuentan con una reciclabilidad casi nula.
Aún no hay una forma de contabilizar cuánta de la basura de este tipo en específico llega a los basurales, y si lo hubiera, el gran problema es que el país no cuenta con plantas especializadas que puedan recuperar los materiales de estas aleaciones. ¿Qué se puede hacer?
Responsabilidad para no contaminar
En Perú, la norma dictamina que la gestión de residuos se realiza en centros de acopio administrados por las municipalidades. En este eslabón operativo intervienen empresas privadas especializadas en reciclaje y personas que se dedican a reciclar, la mayoría informales.
El Ingeniero Jimmy Capia, subgerente de Calidad Ambiental y Salud en Paucarpata, uno de los distritos con mayor población en la zona sur del Perú, señala que es la demanda del mercado lo que prioriza unos residuos sobre otros para su reciclaje. Por ello, los operadores se enfocan en aquellos que puedan tener un mejor valor de mercado, y no en todos los que podrían reducir la gran cantidad de basura que no se aprovecha.
Además, es un gran reto ampliar el horizonte a un reciclaje más integral, sobre todo en provincias alejadas de Lima, la capital del país. Pues existe menos infraestructura disponible para reaprovechar distintos residuos.
Silvana Caro, Directora Ejecutiva de la consultora Soluciones Conjuntas coincide con Capia al decir que esto es un gran problema en la cadena de reciclaje. Por ello se deben establecer soluciones que incluyan a los productores de estos residuos, para no dejar toda la responsabilidad al consumidor.
Una posible solución consiste en establecer políticas que incentiven la Responsabilidad extendida del productor (REP). Con la REP el fabricante asume el compromiso de gestionar todo el ciclo de vida del producto – incluso después del uso del consumidor- ya sea con su retorno, reciclaje o deshecho.

Un mercado precario
Un reciente comunicado lanzado por la fundación Ellen MacArthur y firmado por grandes compañías, entre las que destacan H&M, PepsiCo, L’Oréal, o Coca Cola Company, señala lo fundamental que fue establecer políticas de REP en sus empresas. Así lograron innovar en la tecnología de producción de envases o embalajes y migrar hacia unos con más capacidad de reciclabilidad.
Sin embargo, Silvana Caro enfatiza las dificultades de aplicar políticas de REP en Perú. Sobre todo, porque algunas empresas no cuentan con el respaldo de una casa matriz internacional o condiciones de mercado para innovar en sistemas de recolección o vanguardia tecnológica. “Nuestra situación es tan precaria que no hay condiciones para impulsar una REP como marco”.

A ello hay que sumar la poca capacidad de algunas municipalidades para gestionar correctamente los residuos, la falta de un mercado potente que exija una cadena de valor sostenible y la informalidad del acopio. Estos factores complementan una fórmula que no favorece a la responsabilidad extendida. Caro sugiere enfocarse de otro modo: con responsabilidad compartida.
La responsabilidad compartida compromete a todos los actores involucrados en la producción, consumo y disposición, para su correcto reaprovechamiento. El gran reto, como enfatiza Caro, es superar las carencias de la normativa. Y, sobre todo, focalizar los esfuerzos en establecer una cadena de reaprovechamiento sostenible y eficiente.
“Puede haber en toda la cadena de reciclaje un aumento de hasta 8 veces el precio de un producto entre lo que obtiene un reciclador informal y una fuente formal de segregación del residuo”.
¿Responsabilidad extendida o compartida?
Los entrevistados coinciden en que el primer paso es apuntar los esfuerzos para que las empresas puedan repensar los envases con los que se ofertan sus productos. Pero sobre todo incentivar un sistema de acopio y segregación de residuos que disminuya la basura generada que no se reaprovecha. Capia sugiere que, para innovación científica, la Ley Nº 30309 otorga beneficios tributarios en gastos a aquellas empresas -del rubro o no- que apuesten por el desarrollo tecnológico en cualquier industria, también aplicable a los envases.
De la misma forma, gestionar un reciclaje integral requiere un aparato estatal comprometido. Y son necesarias estrategias de concientización al consumidor sobre la importancia del destino final de sus residuos.
Sin embargo, la barrera de cómo financiar esto siempre será una constante. Se puede tomar inspiración la experiencia en otros países. Y aunque el coste en casi todos los casos será incluido en el precio del producto, las tendencias de mercado señalan que es posible establecer un modelo de financiamiento que sea sostenible y socialmente aceptado.
«Tenemos que mirar con otros ojos a nuestros residuos. Verlos como espacio, insumos, tiempo y como negocio”, sentencia Caro.
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Consultora Boutique Soluciones Conjuntas
Silvana Caro, Directora Ejecutiva – Consultora Boutique Soluciones Conjuntas
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