La crianza de lombrices o lombricultura se ha vuelto una alternativa sostenible para el sector agrícola en Latinoamérica, pues produce fertilizante orgánico a la par que mejora la calidad de sus productos agrícolas. Negocios Verdes conversó con Roberto Verdejo, uno de los mayores representantes en Chile del segmento lombricultor.
Lombricultura para el mundo
Si hay un ser en el mundo que puede convertir los deshechos de otros en materia útil, son las lombrices. La lombriz californiana es la elegida por cientos de agricultores que ven en estos pequeños gusanos de color rojo intenso, una oportunidad para poder mejorar sus cultivos sin elevar los costos.
Estos anélidos no solo son responsables del famoso humus, una sustancia compuesta por sus fecas que resulta un excelente fertilizante y recuperador de terrenos, sino también de un fertilizante líquido que se obtiene al filtrar el agua con la que se riega los criaderos de lombrices, de forma que el agua absorbe todos los nutrientes y aminoácidos necesarios para ser un excelente producto de riego, apto para todos los cultivos, y que se obtiene de forma casi instantánea. ¿Cómo lograr el éxito en este proceso?
Se podría decir que Roberto Verdejo es uno de los empresarios dedicados a la lombricultura con más años en el mercado latinoamericano. Él señala que criar lombrices es una inversión segura, pues ha sido testigo del aumento de la calidad de los frutos regados con biofertilizante. “La fruta es más grande, sabe mejor. Además, la merma de cada cosecha se reduce en más del 50%” indica. También el uso de biofertilizantes disminuye el gasto en agroquímicos, que además de dañar los suelos, contaminan después de ser desechados.

«Los micro y macro nutrientes que tiene el biofertilizante junto a los aminoácidos, hacen que crezcan más raíces secundarias y por ende la planta se hace más eficiente. De 1kg de agroquímicos que usabas ya vas a ahorrarte el 50% el primer año» comenta Verdejo.
Según señalan los expertos, este líquido no es un reemplazante del humus, sino un complementario. La diferencia es que para la obtención del humus el tiempo de espera es considerablemente mayor a las 24 horas necesarias para el líquido fertilizante.
El sistema de riego para las lombrices va en línea con el sistema de riego de las plantaciones, lo que lo convierte en un proceso tecnificado y eficiente, según cuenta Verdejo.
Eficiencia apoyada en los gusanos
Las grandes empresas agrícolas buscan mejorar la eficiencia de sus procesos, por lo que destinar un área grande y contratar más personal con dedicación exclusiva a la lombricultura resultaría un esfuerzo baldío. La experiencia de Verdejo lo hace un conocedor de estas necesidades, por lo que ha patentado un sistema de riego automatizado, en la cual solo se utilizan un aproximado de 4 horas/hombre a la semana. “Las lombrices trabajan solas” señala.
Además, desarrolla su sistema con una estructura de concreto, lo cual a diferencia de la lombricultura en estructuras de madera u otros materiales, no se pudre. Él destaca también que mejoró la eficiencia del filtrado del agua, pues muchos lombricultores tienen el constante problema de la rápida saturación del filtro, por lo que Verdejo utiliza uno especial de acero inoxidable que mitiga este problema y los costes asociados.
La lombricultura, sin embargo, debe adaptarse a la geografía donde se desarrolla. En zonas o periodos con altas temperaturas, debe regarse más continuo. En zonas frías, no se hace un riego intensivo, pero se tiene que tener cuidado a que las lombrices no se vean afectadas por las heladas.
La gran oportunidad de las lombrices

Este empresario chileno señala que existen dos grandes retos para poder integrar la lombricultura en sus proyectos agrícolas: la falta de conocimiento y el acceso a la alimentación para las lombrices. El primer problema lo soluciona mostrando los resultados obtenidos y el tiempo de retorno de la inversión, pues Verdejo indica que los proyectos agrícolas en los que ha intervenido, recuperan la inversión por lo general en 8 meses.
El otro problema es la alimentación. Su principal fuente proviene del guano de los animales. Algunos informes señalan que la composición química de las fecas del caballo (equinaza) o de los caprinos (caprinaza) son las más nutritivas para las lombrices y al mismo tiempo, las más inocuas para la manipulación.
También se puede complementar la dieta con restos obtenidos de la poda de árboles. Lo único constante que necesitan las lombrices es el riego, la humedad es clave para su desarrollo. Verdejo apunta que para aquellos productores que no les es fácil conseguir el guano, recomendaría la asociación con empresas ganaderas y lecheras cercanas, que puedan proveerles este material.
Él confiesa que cuando empezó con la lombricultura lo llamaban ‘el loco lombriz’, pero luego, al darse cuenta de la eficacia de todo el sistema que implementó, empezaron a solicitar más sus servicios. «Todos los días de una granja de lombrices con medidas de 20 m x 1 m, se puede sacar 2 mil litros de fertilizante líquido» señala emocionado. Además indica que en toda su experiencia ha trabajado con varias municipalidades y capacitado e implementado lombricultoras en más de 3800 pequeños agricultores y 17 grandes empresas.
“El corazón del campo debe ser la lombricultura. Al colocar sus productos hay una estabilización de los nutrientes de las plantas para desarrollarse más productivamente” finaliza.

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Roberto Verdejo, Empresarios dedicados a la lombricultura