El mar nunca pudo estar más negro. Pero la tecnología y planificación pueden ser la clave para remediar estos desastres en la naturaleza.
Una de las peores imágenes con las que pudimos empezar el 2022 fue la del desastre ambiental que ocurrió en Perú. Un derrame de más de 6000 barriles de petróleo de Repsol destruyó los ecosistemas marinos de la costa del distrito limeño de Ventanilla y generó un caos ambiental que terminó con la muerte de miles de animales y una gran alteración de los paisajes naturales.
Sin duda alguna es un panorama desolador, pero existe tecnología capaz de remediar parte de este caos. ¿Qué se puede hacer para quitar el petróleo del mar?

La ciencia del desastre
Para saber cómo se puede limpiar, primero hay que entender en términos simples cómo se comporta el petróleo cuando es vertido al mar. El petróleo tiene menor densidad que el agua, por tanto, al principio queda convertido en una gran marea negra que flota en la superficie marina.
Con el pasar de los días empieza un proceso bioquímico que altera esta masa negra. Cada caso de derrame es diferente, pues depende mucho del viento, de las olas y del sol que estén presentes en ese lugar para que la masa negra empiece a expandirse, oxidarse o evaporarse.
Es cuando el petróleo se empieza a expandir que también suceden otro tipo de procesos. Pequeñas partículas de hidrocarburos empiezan a emulsificarse con el agua, o dicho en otras palabras, empieza a “mezclarse”. Y también a dispersarse, lo que facilita que estos compuestos atraviesen la columna de agua y lleguen hasta las profundidades marinas, donde puede sedimentarse o incluso peor.
Y es que, si no se actúa, la naturaleza toma su curso, y los microorganismos marinos se encargan de biodegradar el petróleo. Como consecuencia, las criaturas que se alimenten de estos microorganismos tendrán también metales pesados dentro, y así el petróleo logra entrar a la cadena alimenticia, pudiendo acabar en el pescado que una familia lleva a su mesa, intoxicándose lentamente con metales pesados.
¿Qué se puede hacer?
Es importante actuar con la mayor rapidez y utilizando la tecnología y método más eficaz según las condiciones climatológicas del desastre para evitar que su daño sea irreversible.
Las soluciones que la tecnología e innovación científica han brindado para estos desastres, pueden remediar parte del derrame.

Desnatadores o skimmer
Llamado también método mecánico, es la forma más utilizada por las compañías especializadas, y existen diversas soluciones tecnológicas que mejoran la performance de este método.
Opera de la siguiente manera: mediante navíos se cerca la marea negra con barreras oleofóbicas (que no permiten el paso del petróleo).
Luego se accionan skimmers o también llamados desnatadores. Estos son mecanismos que se colocan al nivel de la superficie donde “rompen” el agua y succionan mecánicamente los hidrocarburos que se encuentran en la parte superior, que poco a poco va pasando por el skimmer. Este proceso se le conoce como desnatar, por ello su nombre, pues la “nata” que se forma con la mancha de hidrocarburos (similar a cuando se hierve la leche) queda atrapada en el mecanismo.
El petróleo es luego absorbido por bombas que cuentan con distinto volumen por hora (según el nivel del derrame) y son dirigidos a una embarcación o a contenedores donde se almacenan para su disposición final.
Este método tiene una alta tasa de efectividad, pero por sus mismas características de funcionamiento, solo puede ser utilizado si los vientos marinos no son fuertes y como consecuencia el mar está calmo.

“Detergentes” para el petróleo
También se pueden utilizar componentes químicos para la marea negra. Las empresas que ofrecen este servicio colocan – por lo general a bordo de aviones o barcos – dispersantes químicos que aceleran el proceso de dispersión del petróleo.
El compuesto químico, que funciona de forma similar a un detergente para ropa, se aplica en la marea negra previamente monitoreada. Esta sustancia actúa a nivel molecular rompiendo la tensión generada entre los hidrocarburos y el agua, y permite que el petróleo se disperse a lo largo de la superficie, generando una capa más delgada.
Así, las bacterias que se encuentran en el ecosistema se alimentan de las pequeñas partículas de hidrocarburos que se van generando y se acelera todo el proceso biológico necesario para devolver al mar a su estado normal.
Este método es recomendado para derrames recientes y cuando la marea alta no permite usar skimmers. Pero de forma similar a los otros métodos, cuando el proceso de emulsificación ya está avanzado, la dispersión química ya no tiene el mismo efecto.
Además, unos estudios señalan que el uso de estos químicos podría afectar al correcto desarrollo de los corales y de cierta fauna marina.

Quema in situ
Otra de las respuestas a este tipo de desastres suele ser la quema controlada del petróleo en el mismo lugar del derrame. Para realizar una ISB (In Situ Burning) se necesita primero cercar el área de derrame con una barrera especial resistente al fuego. Después de cercarlo empieza la quema del petróleo que se concentra en la superficie.
Este método suele ser uno de los más baratos y eficaces para evitar que el petróleo traspase la columna de agua, se emulsifique e intoxique a la fauna y flora marina. O que llegue a las costas al expandirse la marea negra.

Sin embargo, es el que peor reputación tiene. Y es que se traspasa la contaminación hacia al aire, lo cual tiene consecuencias graves si por acción del viento, el humo tóxico es arrastrado a ciudades cercanas.
Además, no es muy utilizado por la dificultad de controlar las llamas si es que no se cuenta con el monitoreo adecuado de las condiciones climáticas y de infraestructura.
Es importante saber que esta opción solo sería viable si se analiza que la contaminación causada por la ignición es potencialmente menor a la que podría generarse con otros métodos, incluyendo en este cálculo el tiempo de respuesta y la maquinaria disponible para cada tipo de desastre.
Se suele utilizar en derrames en la zona petrolífera ártica. También se utilizó para mitigar un 5% del derrame de 2010 de Deepwater Horizon en el golfo de México.
Bio absorventes
Pero sin duda alguna, una de las tecnologías de limpieza de petróleo que más ha ganado terreno con el paso del tiempo son aquellas que contemplan “bioesponjas” para absorber el petróleo.
Estos materiales son hechos con fibras orgánicas, como residuos de madera, celulosa de plantas u otras sustancias.

La gran mayoría de estos métodos funcionan de forma similar al método mecánico. Primero se cerca la marea negra para evitar que se expanda.
Luego estas bioesponjas se colocan directamente en la zona afectada (la misma barrera puede estar hecha de estos materiales) y absorben los hidrocarburos del agua, teniendo una limpieza consistente, efectiva, y sin pasivos ambientales.
Muchas universidades, empresas o emprendimientos han presentado resultados científicos comprobados de la eficacia de estos productos en sus capacidades de retención de hidrocarburos.
Sin embargo, muchos de estos proyectos no cuentan con la industrialización necesaria para producir a gran escala. O también las empresas proveedoras de estos materiales se encuentran muy lejos al lugar del desastre, por lo que enviar una cantidad suficiente para derrames de grandes proporciones, puede ser contraproducente por el tiempo requerido en el transporte, lo que significaría la dispersión y emulsificación del petróleo en el mar.
El tiempo es la clave
Pero, por sobre todo, lo fundamental para poder mitigar el impacto de los derrames es actuar a tiempo. Muchas de las organizaciones que ofrecen estos servicios promueven también planes de contingencia en caso suceda un accidente.
Y es que el periodo en que se actúe es vital para disminuir el impacto en los ecosistemas. Así evitar no solo animales que mueran, sino también seres humanos que no serán intoxicados por los metales pesados que consumieron por comer un pez afectado. La preparación y el tiempo son las herramientas más necesarias para evitar estas catástrofes.
¿Sirve el cabello humano?
El Cabello humano, igual que las plumas o pelaje animal tienen la capacidad de absorber petróleo varias veces su peso.
Sin embargo, para utilizarlo se requiere una logística especializada.
Esta materia necesita ser envuelta en una especie de “salchichas”, que son arrastradas hasta el lugar del derrame.
No obstante, no se puede hacer artesanalmente, porque las mismas capacidades de retención del cabello harían que la “salchicha” aumente su peso hasta 8 veces. Y dado el tamaño de la mayoría de derrames, esta solución se vuelve muy poco efectiva.
Pues se necesitaría de grandes embarcaciones que puedan soportar este peso y de logística que pueda encargarse de envasarlo y de su disposición final en contenedores especiales.
Además, un mal manejo de estos puede acabar con la “salchicha” de cabello hundiéndose en el fondo marino, contaminando de igual forma el ecosistema.